La economía es decisiva

Resultado de imagen para estado de bienestarEn las próximas elecciones de octubre, nos jugamos nuestro destino, parafraseando a Garcia Linera, podemos decir que, si como gobierno, queremos ser un gobierno progresista, si no logramos que haya satisfactores básicos, no contará ningún discurso; Porque el discurso puede ser eficaz, puede crear expectativas positivas para un colectivo, pero se necesita una base material de satisfacción de mínimas condiciones necesarias, si no logramos o no damos esas condiciones, cualquier discurso, por muy seductor, por muy esperanzador, se diluirá ante la base económica.
Ya podemos afirmar que no puede haber ningún tipo de política económica que deje de lado lo popular. Al sector empresarial se lo podrá neutralizar, pero debemos entender que jamás estará de nuestro lado, y esa neutralización la podremos concretar si notan que lo popular es fuerte y está movilizado, y aquí siempre surge la contradicción con la izquierda más izquierda: los gobiernos progresistas nunca van a fondo: se puede sacar un decreto que diga acabar con el mercado, sin embargo el mercado seguirá existiendo, y eso es lo que nunca entienden.
No quedan dudas que la época dorada (gobiernos de Bachelet, Correa, Evo, Lugo, Chavez, Lula y los Kirchner) significó un empoderamiento de los trabajadores, de los campesinos, obreros y jóvenes, pero, ese poder político no fue duradero, porque no fue acompañado de un verdadero poder económico de los sectores populares.
Crear capacidad económica, crear capacidad asociativo productiva de los sectores subalternos, es la clave que decidirá a futuro la posibilidad de superar el post neoliberalismo, por eso, para no cometer los errores del pasado, es necesario recrear una clase media, una nueva clase media, con capacidad de consumo, con capacidad de satisfacción. Si ello ya lo hicimos podrá colegir el lector, claro que sí, pero cometimos un error: no vislumbrar el viejo sentido común conservador que portaba esa clase media. No hicimos un avance cultural que reconvirtiera ese sentido. Y ahí fue cuando la derecha tomo la iniciativa. A través de medios de comunicación, del control de Fundaciones, de editoriales, de redes sociales, en definitiva a través del conjunto de formas de constitución del sentido común contemporáneo. El gran Emir Sader, suele decir que ellos –por la derecha- no tienen alternativa, no son portadores de un proyecto de superación de los nuestro. Ellos son restauradores, ellos no representan el futuro, ellos son zombies, muertos vivientes electoralmente.
A contra punto, nosotros somos el futuro, la esperanza. Durante la época dorada, nuestro gobierno nacional se ocupó del núcleo duro. Se ocupó de recuperar lo básico que se había perdido: el jubilado que no tenía aportes, se jubiló. La madre soltera tuvo la AUH, el trabajador desocupado las cooperativas de trabajo, los pibes accedieron a la PC, los más grandes que tuvieron que salir a laburar contaron con el Progresar y muchos accedieron a su vivienda con el Procrear. Nuestro gobierno nacional estuvo ahí. Los volvió seres con derecho, sucediendo lo que describíamos más arriba: se volvieron “clase media”, se volvieron “conservadores”, y entonces van por más. Y ahí está el nudo gordiano de nuestro error.
Cuando el Estado Nacional estuvo ahí para resolver el núcleo duro, los gobiernos provinciales y municipales no acompañaron ese segundo reclamo que iba a venir, porque ellos debían haber garantizado: seguridad, un espacio público adecuado, un mantenimiento y mejoramiento de los servicios e incluso, dónde no los hubiera, llevarlos: agua, cloacas, asfalto, iluminación, salas de salud de primer nivel, una policía profesional y de cercanía. Y ahí, con excepciones, siempre hay excepciones, fracasamos. Sumemos que paralelamente, desatendimos otro factor, contener a una gran masa que ya tenía todo eso. Para ellos no creamos condiciones de superación, no creamos un tipo de economía para jóvenes, para estudiantes, para profesionales, para vecinos, que no eran parte del núcleo duro a salvar, amén de que no es que les haya ido mal, y como diría Baldomero Fernández Moreno: entre los recienvenidos y los venidos, el conservadurismo se impuso por sobre el bienestar.

Rafael Correa, hace unos días, tratando de explicar por qué los “recienvenidos y los venidos” terminaron votando a la derecha, explicaba el “Síndrome Doña Florinda”: Ahí está Doña Florinda, que en cuanto pudo asomar la nariz un poco más que sus vecinos, pasó a denominarlos ‘chusma’, es la misma que maltrata al pobre obrero Don Ramón, que protege a su engreído y mal criado hijo Kiko, y que termina apañando al amable capitalista Sr. Barriga.

Como conclusión, rescatemos lo que hicimos bien, el “ahora”, nos va a enfrentar seguramente a una situación similar, el gobierno actual dejará un tendal, un núcleo duro que rescatar nuevamente. Esperemos que el resto de los implicados en políticas públicas, estén a la altura y esta vez sí, acompañen lo nacional. Alberto Balestrini me dijo una vez: ‘es tan importante que una ambulancia pueda entrar a un barrio en los kilómetros, cómo levantar la basura en los grandes centros urbanos, ahí radica la capacidad del político para realizar ambas cosas’ Ese es el desafío.

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