Jugue con EL *
Es una sensación rara. Difícil de explicar. Pero hay algo que tengo claro, siempre amé el fútbol. A mi viejo le gustaba, en casa se hablaba siempre de fútbol y de política, y fue conocer esos colores para que marcaron mi vida, para que tomara forma en mi, esa pasión indescifrable. Desde que tengo unos seis, siete años, mis recuerdos se tornan claros alrededor de una pelota y mi viejo, luego junto a mis amigos, los de siempre, los de toda la vida, esos que una acuña y arraiga desde pibe, para siempre. En el patio del colegio, en el patio de la vieja casa de la calle Caseros, en la vereda, en la calle entre las fábricas, siempre mis amigos del barrio y la pelota. Nunca fui de los mejores o si, no se, lo dejo abierto para que opinen los que me vieron jugar, pero me la rebuscaba. Con los años fui aprendiendo a ubicarme y a sacar provecho de una buena zurda. Los años me enseñaron a disfrutar más del jugar con amigos, a ganar a cualquier precio, como sentenció para siempre el negro Dolina...