El rebusque argentino llegó a Río

Muchos argentinos hacen malabares para sobrevivir en Río de Janeiro. Entre ellos, un grupo de matanceros plantaron un puesto de venta de fernet con cola en las playas de Copacabana. A diez reales el vaso, generan ingresos para estirar la estadía en el Mundial. “Todo sea por aguantar hasta la final”, dicen.
 

Por Gastón García

La avenida Atlántica de Copacabana es en estos días, sin duda, la arteria más cosmopolita que pueda existir. Miiles de personas caminan desde las primeras horas de la mañana de una punta a otra, en forma paralela a las playas, bordeando el corralito que estableció la Fifa para ingresar al Fan Fest de Río. Cualquiera que circule esos 500 metros, se topará con camisetas de distintos países, estén o no participando en el Mundial.

Ahí, en plena costanera, cuatro amigos matanceros se instalaron con dos heladeras portátiles y establecieron un ficticio puesto de venta de fernet con cola. La misión: hacer unos manguitos para solventar parte del viaje y, por qué no, estirar la estadía en Brasil. Y no les va nada mal.

A diez reales el vaso (alrededor de 50 pesos argentinos), estos fanáticos de la albiceleste, oriundos del barrio San Carlos de Isidro Casanova, no paran de vender. Los principales consumidores son los propios argentos, que pagan lo que sea por un vaso de fernet. En tierras cariocas no existe este trago, por eso, no son muchos los brasileños que consumen la bebida que ofrecen los muchachos nacidos en La Matanza. Pero ojo, algunos se animan a probar y, después, vuelven por la segunda vuelta.

Con disimulo, El1 Digital se acercó a estos matanceros para conocer detalles de esta mini empresa montana en el centro de Copacabana. “Trajimos unas 20 botellas de fernet. Vinimos en auto y la idea es juntar unos mangos para recuperar parte de lo que invertimos para seguir a Argentina en el Mundial”, contó uno de los que lideran el negocio.

Calculando unos 25 vasos por botella, a diez reales cada uno, son más de 1250 pesos argentinos (250 reales) por unidad. Nada mal. “Por ahora, no tuvimos problema con nadie, la policía no nos jode. Igual, lo hacemos con carpa y estamos alertas por si surge algún inconveniente”, comentó uno de los vendedores.

Este no es el único negocio argento en Río de Janeiro. En las playas, principalmente en Copacabana, algunos argentinos venden sanguches de milanesa, de jamón y queso, y, obvio, cervezas. Los precios varían dependiendo de la nacionalidad del vendedor. Como los matanceros del fernet, que cuentan que “cada cara tiene un precio distinto”. Y sí, todo sea por permanecer en Brasil hasta donde llegue la Selección.

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