De continuidades y rupturas


Por M. Raquel Babjaczuk

Uno de los argumentos que se esgrimen cotidianamente y que constituye un eje estructural en la construcción de una visión opositora al gobierno nacional está sustentada en la afirmación de que este proyecto kirchnerista continúa representando y trabajando a favor de los intereses de los sectores históricamente dominantes de la sociedad. Incluso, no se trata ni de matices, ni de las contradicciones que podría generar el manejo del poder. ¡No! es lisa y llanamente un gobierno que estaría "relatando" una realidad ficcionada que, en los papeles, no es otra cosa que la continuidad de las mismas políticas y prácticas de gobiernos anteriores.
Para graficar esta teoría, que generalmente proviene desde espacios que pretenden encontrarse a la "izquierda" del kirchnerismo pero que también puede pertenecer a la más rancia derecha, los análisis opositores destacan puntos de contacto real del gobierno con ciertos sectores políticos, gremiales, empresarios y de toda la vida social del país que representan, de alguna manera, ese pasado inmediato ciertamente nefasto. A partir de allí, y sin otro elemento a juzgar, concluyen que no existen diferencias entre este proceso actual y los anteriores. 

Entonces, si Gildo Insfrán gobierna Formosa como hace cien años atrás, el kirchnerismo es esclavista, conservador y genocida de los pueblos originarios; si un intendente del conurbano tiene connivencia probada con la policía provincial para controlar su espacio territorial y mantener actividades delictivas, el gobierno pasa a ser partícipe necesario de un accionar mafioso; si Gerardo Martínez se mezcla entre los representantes de los trabajadores, la presidenta se descubre menemista o intenta recrear lo peor del sindicalismo "peronista"; y si se lanza un plan de viviendas con dinero del estado y en el camino algún miserable intenta sacar provecho propio, estamos frente a un modelo basado en prácticas clientelistas para manipular a los pobres. 

Por "izquierda", la idea central es que este proyecto es la continuidad de los anteriores porque sigue representando los intereses de los grupos concentrados nacionales y transnacionales, y por derecha, habría otro tipo de continuidad que se refiere a las prácticas de la "vieja política" que no logra “solucionar los problemas reales de la gente".

Una de las graves inconsistencias que tiene esta concepción es que no logra contextualizar los procesos políticos, es decir, no contempla entenderlos dentro de un marco de tiempo y circunstancias propias que van a posibilitar o no -por sus características- las acciones que se pretendan llevar a cabo. Frente a cualquier escenario, toda fuerza político-social que pretenda una transformación profunda necesitará de un sistema de alianzas y de una estrategia diseñada en virtud de la correlación de fuerzas que exista en ese momento y de las posibilidades reales de poder ejercer esos cambios. 

Esto significa que no se puede juzgar un proyecto político por las transformaciones que no han sido operadas de un día para el otro, o por lo que no se puede llevar a cabo por causa de falta de recursos, o por algunos nombres y fuerzas que puedan integrar ciertas alianzas. Si apenas asumido el poder, Néstor Kirchner, hubiese intentado estatizar los fondos de jubilación, nacionalizar YPF y elevar la ley de medios al Congreso, hubiese sucumbido en poco tiempo. Como ejemplo está lo que ocurrió con la 125, que desencadenó una respuesta que puso en jaque al gobierno de Cristina. Es decir, las fuerzas con que se cuentan son las que son, y no se puede ir más allá de lo posible.


Ahora ¿Qué elementos son los que prefiguran un gobierno de transformación? El economista Eduardo Basualdo, en su estudio de la economía política Argentina desde la dictadura hasta estas épocas, estima que se puede hablar de un gobierno de ruptura porque se ha enfrentado a las corporaciones económicas que detentaron el poder real durante más de 30 años; los enfrenta y les disputa ese poder en representación de los intereses populares. Ya no son ellos los que toman las decisiones en la esfera económica, y eso constituye una ruptura determinante que marca el final de una etapa llamada de “valorización financiera”, impuesta desde la dictadura, que ha sido reemplazada por una etapa productiva. El filósofo político Ernesto Laclau afirma que el kirchnerismo no sólo ha generado una ruptura de una profundidad inédita respecto al pasado, sino que, además, su propuesta política rompió con varios límites que traía la mismísima matriz histórica del peronismo.

Lo que sí puede estar abierto a la discusión es el debate acerca de los "ritmos" de los cambios operados y de los que vendrán. Así como de la profundidad de los mismos y sus posibilidades de constituirse en cambios culturales. O se puede disentir con las figuras y sectores políticos que forman parte de las alianzas coyunturales que ha construido el kirchnerismo para, básicamente, sostenerse en el poder, instancia necesaria para cualquier intento transformador. En este punto es de destacar la renovación de dirigentes y de nuevas fuerzas que cada día tienen mayor relevancia dentro del diseño de poder que hoy conduce la presidente.

Pero lo que hoy no puede estar en discusión es que este proyecto en el gobierno ha realizado no sólo una recuperación en términos económicos y políticos sino que pretende y se constituye como una fuerza de transformación profunda de la sociedad. Quienes sinceramente aspiran a construir un cambio verdadero, posible y con perspectivas de futuro deberían por comenzar a registrar esta realidad; expresando disensos, críticas y marcando errores, que sin lugar a dudas los hay y muchos. Pero lo que no se puede es desconocer semejante proceso transformador. Allí comienzan los problemas de la oposición. Y desde esa postura, no se vuelve.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
El problema..., es muchisimo mas complejo, que simplemente opinar que las clases dominantes no reconocen lo que el k...ismo y p...ismo, hayan hecho ! El problema es una inconclusion del conflicto entre unitarios y federales, que contiene en su interior, un otro problema, que es la falta de compenetracion (patriotismo!), que debe haber entre los que tienen y los que no tienen. Es un problema que ningun argentino tiene el corage de enfrentar, siendo intelectual, militar, pudiente o trabajador. Politicos: ni pensar ! Y para peorar: todos los que pudieron, se aprovecharon para cultivar la mas cruda y perfida
demagogia, populismo y caudillismo ! Que viene de lejos...!
Lo que habria que hacer, es reunir una serie de intelectuales, pudientes, militars, trabajadores..., CIUDADANOS en resumen, y solucionar este ancestral problema de la lucha inconclusa, que generó la busca de una lucha..., por la lucha misma ! Que es hoy, la marca registrada de una Argentina, que solo da lastima en el mundo !
Creo firmemente que es posible ! Llevará tiempo ! Pues el otro camino, es seguir, de demagogia en demagogia !
El algun bien que el k...ismo hizo, no alcanza; frente al gran mal que está haciendo. Que es: seguir con el enfrentamineto, por el enfrentamiento mismo !

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