Pequeñas anécdotas de las instituciones


La verdad que me dio un poco de bronca -de la buena- que no se me ocurriera la idea que tuvo y plasmo en papel Luciano. Ni ahí me atrevería a realizar una crítica literaria, lo que sigue es simplemente mi opinión, a partir de leerlo: claro, sin vueltas, sin medias tintas y con un vocabulario, a veces vulgar, pero demostrativo. Les dejo un párrafo y les recomiendo su lectura, sobre todo a aquellos que hablan de la política desde el lugar de no-gestión, desde el desconocimiento supino del primer escalón de la democracia: las municipalidades.
Las anécdotas en un caso y las reflexiones, sobre otros hechos que parecieran salidos de contexto, pero que son una bajada de linea, conforman el laburo que Luciano tituló: "Obras Públicas". Se los recomiendo.
  

(...) De allí hasta el 2001 y el 2003 lo que hice fue confirmar qué tipo de relaciones eran las que establecían los distintos partidos políticos entre política y gestión: el PJ ganaba por afano. Fin del debate.La discusión sobre el progresismo real es obsoleta, aun cuando el kirchnerismo la haya relanzado. Algo que confirma que para ello siempre se necesita de algún tipo de peronismo en el medio, que coloque las agendas que cada época va pidiendo. Y la lógica hija de puta de la estructura profunda del progresismo no ha variado: Solanas, Sabbatella y cía. le siguen buscando la cuadratura al círculo. En el mejor de los casos se puede tratar de buenos tipos, con buenas ideas, pero que están estructuralmente incapacitados para hacer política en el seno del pueblo. Los muchachos actuales son una copia insípida de Chacho Álvarez, y a mí, dejáme con el original, con el más político, con el que todavía sigo apreciando. No son malos tipos, sólo se trata de política.Guste o no, la catástrofe de 2001 la tuvo que asumir el aparato peronista nacional y bonaerense en ejercicio del poder ejecutivo nacional. Los que piensan que “gobernó el senador Duhalde” según narraba la opereta de Verbitsky en esos días, están muy equivocados. Lo que la mayoría de la gente politizada no entiende es que los punteros y las manzaneras no eran“duhaldistas”: eran del barrio en el que vivían. En esos días no encontré ninguna manzanera que preguntara filiaciones políticas. Y hubo que ver escenas muy jodidas que me recuerdan lo que hoy pasa en Santiago de Chile, y es terrible: cuando se estaba haciendo el relevamiento para entregar la primera tanda del Plan Jefes y Jefas de Hogar, muchas personas de barrios céntricos y lindas casitas pero que no tenían para comer, sentían la humillación de la desprotección, y aceptaban la bolsa de comida que le entregaba “el puntero” con bronca, pero inermes. Personas de clase media que se sentían devaluadas porque una negrita de la villa que laburaba en la muni le venía a tomar los datos para acceder al PJJH. Personas que cobraban los 150 mangos pero lo ocultaban en su barrio residencial, otras que iban llorando a cobrar el plancito y otras que desataban sus miserias una vez que se cerraba la puerta del chalet, porque literalmente, no tenían para morfar. Cuando estás hundido en la mierda, es ese peronismo el que te salva. Uno ve eso, y ves que el PJ, aun con todas las críticas que puedan hacerse, es el resguardo mínimo que existe ante el abismo. Y te vas al PJ. Como decía Eva, estás obligado a ir. No es lo ideal, no será lo mejor, es lo que hay donde no hay casi nada. Y yo aprendí hace mucho que en política se labura con lo que hay, se organiza desde lo que existe, porque las necesidades son para ayer. Bienaventurados sean los que pueden esperar, porque de ellos no será el reino de la política.

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