De profecías político-futboleras fallidas

Dijo Susana Viau, ayer:
Cohesión ideológica y mando único son sus consignas . En los ratos libres, él y el entorno de la Presidenta analizan la crisis de River, un escándalo providencial que, en lo inmediato, ha servido para neutralizar las propiedades corrosivas del caso Schoklender y relegar las denuncias en el INADI a un tranquilizador segundo plano. Sin embargo, el problema no tiene una sola cara . El kirchnerismo está seguro de que, si el equipo de J.J. López desciende a la “B”, una nube de malhumor envolverá a una amplia franja de la población y el malestar nunca es un buen aliado de los oficialismos en campaña electoral. Alertada del peligro, Cristina Fernández habría comenzado a buscar una fórmula que saque a los millonarios de la calle de la amargura . Suena delirante, pero ninguna fuente consultada se atreve a negar de plano esa posibilidad.
Dice Hugo Muleiro, hoy:
 
Disculpe el lector. Por esto de que los diarios llevan un tiempo de impresión, leerá estas líneas cuando haya sucedido lo que ellas anuncian: hoy Clarín le pide disculpas a la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. No es adivinación. Brota del sentido común. Véanse los hechos y habrá coincidencia: Susana Viau escribió, en la página 20 de ayer, que la Presidenta dedujo que el descenso de River a la B causaría una “nube de malhumor”  que “envolverá a una amplia franja de la población”. Con saberes de politóloga y socióloga, razona que el malestar “nunca es buen aliado de los oficialismos en campaña electoral”. La Presidenta, “habría comenzado a buscar una fórmula que saque a los millonarios de la calle de la amargura”. Quiere explorar giros poéticos, aunque se ampare en la incorrección del verbo en condicional –de paso, cobardía- para poner a la jefa de Estado decidiendo el resultado. “Suena delirante”, escribió. Así que, visto lo escrito por Viau y lo sucedido, incluyendo el penal no cobrado a River cuando ganaba 1 a 0, habrá a estas horas un pedido de perdón del diario y su redactora, por atribuirle a la Presidenta una acción no sólo objetable desde el punto de vista moral sino pasible de ser catalogada como delito. Si así no sucedió, o por ser benévolos no ocurre en horas, habrá espacio para preguntar qué clase de estímulo -¿monetario, químico?- pudo haber aceptado la autora para estampar su suelto. O si fue un odio anticipado por el hecho de que la permanencia de River en primera le habría quitado al grupo empresario el negocio ahora en sus manos, pues como se sabe la televisación del Nacional B está en manos de la señal de TyC. 
No nos apuremos: Viau y quienes la mandaron a dactilografiar estarán sonrojados y buscando la forma de enmendar este acto infame. Al menos éste.
 

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