Como dice Crónica, la nostalgia esta de moda

Un momento para distraernos y salirnos de tanta vorágine. Les dejo para compartir, un pequeño escrito con el que algunos mayorcitos quizá se sientasn identificados y al final, un video de aquellos años, alguien que fue top, sin que esto quiera decir que les gustara a todos, lo que es seguro, es que en algún momento habrán apelado a él...

La mayor satisfacción que a uno se le podía ocurrir en aquella época era completar el álbum de figuritas. Conseguir una a una, como fuera y si se lograba con una mínima inversión, mejor todavía. No era cuestión de andar pidiendo todos los días un par de monedas que para nosotros tenían el valor del oro. En esos años uno estaba al tanto de la economía del hogar, y si no, la vieja se encargaba de recordarte lo que costaban las cosas; no es que hubiera miseria, a mi nunca me falto nada, igual me recuerdo la azúcar negra.
Me fui de tema… el punto es que las alternativas que se nos presentaban para conseguir el objetivo solían ser variadas, las mejores dependían de habilidades personales.
Yo era bueno jugando a la bolita, pero a las figus, me costaba; no terminaba de agarrarle la mano a esas circunferencias esquivas, de cartón y demasiado frágiles. Había sufrido mucho con las de latón.
En lo que mejor andaba era en el midi, pero, igual no calificaba; estaban el chupi y el espejito, pero todo dependía de la habilidad, algo que diferencia a las figus de la pelota, aunque las dos estaban relacionadas con el mismo deporte.
En la pelota, al ser un juego de equipo, aun sin habilidad podes ganar, pero en las figus estabas muerto.
Acabadas mis habilidades y con una economía restringida, quedaba una sola salida: el cambio, a partir de la acumulación compulsiva, el pilón. El pilón... un tema que a veces podía decepcionarnos, porque no era nada más que eso, un pilón de figuritas fáciles y repetidas que todos tenían.
Por eso, haber llegado a completar todo el álbum menos una, era visto, en aquellos infantiles años vividos en el conurbano, como una hazaña.
Poco entienden mis hijos hoy de esa aventura de juntar figus y completar el álbum a partir de la habilidad individual o del ingenio, porque hoy, ya no hay difíciles, por ejemplo, si te falta alguna, listo, llamas a la compañía y la comprás... Así cualquiera.
Un somero análisis sobre el cambio de modalidad acaecido con las figuritas, se podría asimilar a los cambios políticos en el país. Completar un álbum ha dejado de ser un hecho relacionado con la habilidad y/o el intercambio entre pares, para pasar a depender del dinero; a mejor situación económica, más posibilidades de completar el álbum; así las cosas, la individualidad capitalista desplazó la competencia y el trueque, no es casual que el cambió de modalidad tuviera su inicio allá por principio de los noventa.
Claro que no puedo olvidar que no me hice la pelota de fútbol de cuero número 5 que te entregaban a cambio del álbum lleno, por culpa de un ignoto jugador de la selección de Zaire.
¡Mukombo y la putaquetepario!


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